La arqueología ¿Es para todos?
Arqueología ¿Es para todos?
por: Armando de Jesús Martínez García.
Subdirector General de Anthropos Amida.
En colaboración con: Diego Rho Mas.
¿Qué es lo
primero que piensas cuando te preguntan que es arqueología? Bueno, primero
respondes preguntando: ¿Arqueo… que? Luego recuerdas el cine y la televisión y
respondes que son aventureros, que se la pasan explorando ruinas y tumbas
antiquísimas o que son sabios que atesoran piedras viejas para hablar de indios
y civilizaciones que quizás no existieron. Entonces ¿Cómo se aprecia a la
arqueología por el público en general?
En la academia
se nos inculca la definición como: el estudio del hombre y su pasado a través
de los restos materiales. Pero ¿Arqueología? ¿Qué es eso? Son las preguntas más
frecuentes que nos hacen amigos, familiares, conocidos y desconocidos, al
responder nosotros con esta idea aun no entienden que estamos estudiando. Inclusive hay personas que llegan
a asociarnos con esta idea romántica de la televisión y el cine. Entonces, a la
arqueología comúnmente se le ve como la disciplina que descubre a las viejas
civilizaciones que aprovecharon y le dieron forma al actual territorio, y al
arqueólogo al hombre y mujer de acción, dedicado a descifrar antiguos
dialectos, buscar el los mas recónditos rincones de las sierras y desiertos o
la salvaje selva, los tesoros incorruptibles de las tumbas y pirámides de grandes
gobernantes de las viejas civilizaciones. Como olvidar al intrépido y
comprometido Dr. Jones, quien bajo el encargo de la Universidad Barnett se pone
en marcha para buscar tesoros y enfrentarse a ejércitos completos, caer en
calabozos indescifrables y luchar con barbaros y viles nativos; o a las
intrépidas heroínas fuertes e independientes como Bárbara Blade, Evelyn
Carnahan o Lara Croft; quienes nos embarcan a esplendidas aventuras por el
mundo. Claro esa es la imagen romántica creada por el cine, los libros, la
televisión, la publicidad y hasta los videojuegos.
Aunque a el
arqueólogo se le confunde o estigmatiza como un coleccionista, anticuario o
saqueador que solo pretende robar los tesoros que hay en el cerro y llevarlos a
el museo o peor aun venderlos, supuesto muy difundido entre los pueblos más
alejados y desprotegidos de México. En
los inicios de la arqueología no se contaba con los recursos que hoy día
tenemos, es mas, ni siquiera se intentaba estudiar el pasado del hombre.
Empecemos pues
mencionando que la arqueología surge gracias a los anticuarios, quienes salían
a la caza de materiales y artefactos, estéticamente agradables a la vista,
ignorando totalmente el contexto del que fueron extraídos. A partir de los
primeros exploradores, coleccionistas, comerciantes viajeros e investigadores
como Heinrich Schliemann, quien se embarca a buscar Troya basándose en los
cantos de Homero, la Odisea y la Ilíada; Rey Carlos VII de Nápoles, quien
inspeccionaba los trabajos de recuperación y excavación de Herculano y Pompeya;
y Howard Carter famoso por el hallazgo de la tumba de Tut-anj-Amón en el Valle
de los Reyes, Egipto. Muchas veces para intentar satisfacer la curiosidad del
hombre por conocer a sus antepasados. Estos fueron los primeros precursores en
realizar excavaciones con el afán de encontrar rastros de culturas perdidas.
Con ellos se establecen las primeras cronologías para el viejo continente, la
edad de piedra, bronce y hierro. En México los primeros exploradores de viejas
culturas fueron los mismos aztecas, quienes descubrieron una Teotihuacán
olvidada de la cual crearon mitos de su origen, cosa muy común en otros sitios
de Mesoamérica. Después durante los virreinatos algunos sacerdotes y
samaritanos como: franciscanos y jesuitas, hicieron esfuerzos para preservar
los escritos (códices) de los recién convertidos indios. En luego viene Matthew
Stirling en una exploración patrocinada por el Museo Smitsoniano para trabajar
en La Venta, Tabasco; Leopoldo Batres redescubre en Teotihuacán la Pirámide del
Sol y Alfonso Caso hace sus mayor aporte con sus trabajos en Monte Albán. En
Mesoamérica las cronologías para entenderlos vestigios parten desde la teoría
más popular sobre el poblamiento de américa, por el estrecho de Bering dando
paso al arcaico, formativo, clásico, epiclásico y postclásico, hasta el
contacto con los conquistadores españoles.
Posteriormente
surgen las diversas corrientes antropológicas que estudiaban el comportamiento
del hombre y vieron en la cultura material (los artefactos y conjuntos de estos
que producen los pueblos) un potencial para estudiar al hombre y su
comportamiento en sociedad. Es en este momento que surge la arqueología como
una ciencia social. Desde entonces las herramientas que utiliza el arqueólogo
tanto en campo como en gabinete, han mejorado considerablemente. Se ha llegado
a descartar a la arqueología como una ciencia por no ser esta una ciencia
exacta que use métodos y datos duros para demostrar teorías e hipótesis, pero
tiene suficientes bases teóricas-metodológicas para estudiar el pasado del
hombre y por lo tanto concebirse como una ciencia a pesar de tener esos
conflictos teóricos que toda ciencia sea dura o blanda tiene.
A la luz de la
realidad los y las arqueólogas de verdad no están exentos de algunas de esas
fabulosas características, hay tantas maneras de ejercer la arqueología como
países, pero todos se manejan por normas internacionales como el pacto de
Atenas por la UNESCO que condenan el saqueo, venta y destrucción de piezas y
edificios arqueológicos. El arqueólogo moderno a diferencia de estas
invenciones populares y sus precursores, se apoya en los escritos históricos,
métodos y teorías que han creado y adoptado para entender sus objetos de
estudio y técnicas de excavación propias de un científico, para entender su
entorno y el de la tradición arqueológica que esta estudiando. Para esto se
tiene que tener una formación universitaria; en México existe el INAH y sus
centros regionales, quienes otorgan las licencias y aprueba a los profesionales
e investigadores la posibilidad de sumergirse en el emocionante mundo de la
arqueología.
Si, es cierto
que al salir a campo nos enfrentamos a muchos peligros, como aquellos
investigadores que trabajan en el área maya saben de la flora y la fauna tan peculiares
y peligrosos para la salud del hombre, el ambiente tan húmedo y sofocante y la
posibilidad de accidentes; los investigadores que recogen datos en el norte
mexicano, se enfrentan igualmente a estos factores y a otros tan
característicos de este lugar, agregando el peligro de deshidratación y
radiación solar intensas. Esos son los riesgos que corre el arqueólogo, no el
de pasear por la selva con armas, sorteando trampas y ganándose el amor del
guapo acompañante de la película. En pocas palabras, la arqueología es una
ciencia que estudia el pasado material del hombre. No todo el tiempo el
investigador debe pasarla en campo, eso es únicamente para recoger los datos,
pero el verdadero reto es interpretarlo, y para ello se requiere de trabajo en
laboratorio y en gabinete. Y si comparamos este tiempo, con el tiempo que se
pasa en campo, las salidas son mínimas. El investigador social, sale a campo,
si, pero debe pasar más rato dentro del gabinete, para llevar la metodología
correcta y sacar las mejores interpretaciones que se acerquen a la verdad del
material. Aquel arqueólogo que piense que su profesión sirve para viajar,
deberá reconsiderar seriamente su carrera.
Y es a nuestro
juicio, la parte más emocionante de la investigación arqueológica, es la interpretación,
pues de ella deriva la reconstrucción del sitio, y no solo eso, también la
reconstrucción de la vida en sociedad de los habitantes del lugar. En pocas
palabras se le asigna al Arqueólogo (con bases firmes) imaginar que es lo que
sucedió antes durante y después de la ocupación humana de ese sitio.
En el momento
social actual en que se encuentra México, la forma más próxima y casi exclusiva
en que los mexicanos pueden conocer el trabajo de un arqueólogo y su pasado
fuera de las aulas, son los museos, todos ellos parte del sistema de museos,
monumentos y zonas arqueológicas, artísticas e históricas del Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH), que es el encargado de la difusión
y protección del patrimonio nacional junto a tratados internacionales como:
tratado, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO). Estos sitios de conocimiento y alusión de
nuestro pasado prístino cumplen la función de informar a sus visitantes de las
herramientas que le permitan apropiarse de su patrimonio y formarse una
identidad social que le haga consciente de sus raíces prehispánicas.
Hay varias
disciplinas que se encargan de entender el pasado del hombre y su entorno en
cada uno de sus momentos históricos y prehistóricos: la historia, la geografía,
la antropología, la arqueología, la paleontología, la ecología, la geología,
etc… que se pueden estudiar en nuestro país y algunas de ellas aquí en San Luis
Potosí en la UASLP. La licenciatura de arqueología se imparte en la
coordinación de ciencias sociales y humanidades que este año cumple el 10°
aniversario de su creación y 5 años de impartirse la carrera de Arqueología.
¿En qué
trabajan estos profesionales del conocimiento arcaico? Bueno para un
investigador es obligación hacer público su trabajo con artículos e informes,
escribir libros es lo más atractivo, luego esta la docencia impartida en
universidades alrededor del país, y con las habilidades y aptitudes necesarias
en el continente y todo el mundo. Pero ejerce la profesión es lo más
gratificante, el arqueólogo puede intervenir en las zonas con alta cantidad de
materiales arqueológicos que vayan a ser destruidos por constructoras, por
instituciones gubernamentales que llegasen a construir pozos petroleros, torres
de luz, o carreteras. Estas empresas contratan a sus propios arqueólogos para
así evitar la demora en el rescate que se deba realizar en determinados sitios,
claro, todo regulado bajo la institución competente, que en este caso sería el
INAH, pertenecer a el grupo de investigadores del INAH en distintas plazas de
la instancia, trabajar como corresponsable en alguna universidad afiliada y con
licencias aprobatorias, en algún momento ser patrocinado por alguna institución
a fin, como consultor de obras para distintas empresas que afecten el
patrimonio con su infraestructura. La arqueología también sirve como
herramienta para impartir justicia, gracias a la arqueología forense, pues la
metodología que se utiliza para recuperar y excavar un contexto arqueológico es
también aplicable y muy útil a la hora de recolección de datos recientes, ya
sea en una escena del crimen o fosa clandestina, y no por ser un contexto
contemporáneo deja de ser arqueología. También posee muchas líneas de
investigación, aparte de estudiar sociedades pretéritas, puede estudiar
contextos industriales de inicios del siglo XX, arqueología de la primera y
segunda guerra mundial, arqueología espacial (considerando la gran cantidad de
residuos espaciales, podría realizarse un estudio e estos), arqueología de la
basura de contextos recientes, etc. Lo importante es la divulgación que como es
palpable, no se hace como uno que es ciudadano común o estudiante desearía. Hay algunas revistas nacionales que
abordan los descubrimientos as recientes y publican artículos de investigadores
importantes y relevantes, pero el INAH como organismos divulgador del
conocimiento aunque realiza publicaciones de libros, tesis, compendios o
informes, tal pareciera que solo permitiere el acceso a este conocimiento al
gremio, con recelo de mostrar sus descubrimiento y monopolizador del
conocimiento.
Pero los
principales motivos de baja integración de la comunidad estudiantil a la
carrera, es por su bolsa de trabajo, o por ignorar en que campos de la
arqueología se puede percibir un ingreso. Bajo el precepto legal de que los
bienes son de la nación, y que quienes lucren o destruyan este patrimonio de la
nación serán castigados, aún al arqueólogo se la confunde con este ente del
gobierno que enajena de sus pertenencias y reliquias a los pueblos pobres en lo
más alejado del país, por lo que es importante saber que el arqueólogo es un
investigador, docente y portavoz comprometido con su trabajo, diligente y
obediente de los reglamentos que las instancias gubernamentales como el INAH en
México le establecen, conocer estas leyes y reglamentos es vital e importante
para ellos y el publico en general, y más aún para estos últimos a quienes se
invita y necesita para conocer, conservar y proteger su patrimonio ante
coleccionistas, ladrones y saqueadores, quienes se aprovechan de las
necesidades de la gente y su ignorancia respecto a su patrimonio.
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